jueves, 24 de mayo de 2007

Entrevista a Junghanns Albers. (No hay conspiración contra Palou García o los Jenkins)


Diario el Milenio, 23-Mayo-07. Tal y como se vino advirtiendo, el resquebrajamiento del Consejo Universitario de la Universidad de las Américas (CU-UDLA) sigue su curso, y ayer Enrique Montoto Arámburo y Francisco Bada Sánchez presentaron su renuncia como miembros de este órgano; en tanto, el todavía consejero y vicepresidente de la sociedad de exalumnos, Walter Junghanns Albers, también manifestó su inconformidad y advirtió que la oleada de dimisiones irá en aumento en la medida en que la familia Jenkins siga sorda y se niegue a exigir la renuncia como rector a Pedro Ángel Palou García, además de sostener que la Fundación de la universidad, la Fudlap, no opera de manera institucional. Asimismo, expuso que suman 200 los despidos injustificados en la universidad desde la llegada de Palou a la fecha.
En entrevista con Milenio, el consejero lamentó que Luis Regordosa Valenciana, Guillermo Argüelles, así como Montoto y Bada hayan dejado el CU-UDLA. En la charla, Junghanns Albers rechazó tajante que haya una conspiración contra Palou o contra los Jenkins, y explicó con apoyo de un documento en poder de este medio, que Neil E. Lindley jamás intentó vender o comprar a la UDLA como lo afirman las autoridades de la institución, pues aclaró que el plan de financiamiento propuesto por el hijo del primer rector de la universidad (1963) fue un mecanismo emergente para enfrentar la negativa de los Jenkins a invertir en la construcción de nuevos espacios y mejorar la infraestructura física, acusándolos de manejarla como “una empresa chiquita”, con un solo empleado (Palou) que rinde cuentas a una familia.
Estos argumentos fueron hechos llegar al presidente del patronato de la Fundación UDLA, Guillermo Jenkins Anstead, mediante una carta firmada por la Sociedad de ExAlumnos, encabezada por Manuel Albarrán Campillo como presidente, y Myriam Arabian Couttolenc, así como Walter Junghanns en la vicepresidencia (los tres miembros también del CU-UDLA), quienes proponen una serie de aspectos para frenar la debacle de la institución: crear un comité provisional para enfrentar esta crisis y las potenciales en el futuro.
En el documento se denuncia y cuestiona el despido de consejeros por expresar su opinión; el despido de seis trabajadores del área de auditoría y finanzas; y el despido de profesores de alto nivel, por participar en un proyecto de reforma interna propuesto por la misma institución, además de que se increpa que el presidente de la Fudlap tenga negocios no compatibles con la función social de la UDLA.
Por su parte, la investigadora María Eugenia Ibarraguén, quien fue catedrática por casi ocho años en la UDLA con colaboraciones en Harvard y la Universidad de Boston, en entrevista con Milenio lamentó que el rector acusara a los profesores de estar inmiscuidos en un complot, y dejó en claro que los despedidos recientes son aplicables a un grupo de 22 catedráticos que conformaron el “Colegio Académico”, el cual proponía aspectos de mejora, y nunca la venta de la universidad.
Fuente: Gálvez, Guadalupe. Diario el Milenio. Seccion"Universidad";23/mayo/07.

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